30 años del Merani:
La necesidad de promover la inteligencia colectiva y la diversidad cognitiva
Por: Henry Sampedro - Coordinador del Área de Competencia Comunicativa
Queridos hijos míos:
La filósofa norteamericana Helen Landemore defiende en sus libros, clases y video- conferencias, la necesidad de propender por “la inteligencia colectiva” y “la diversidad cognitiva”. Quizá Landemore profetizaba, con el planteamiento de sus dos conceptos centrales, el ascenso de figuras políticas como Bolsonaro o Donald Trump quienes promueven la xenofobia, el desprecio de la mujer y el racismo. Bolsonaro expresó abiertamente en sus discursos de campaña política, que la mujer es menos capaz que el hombre y que la raza negra es inferior en diversos sentidos. Ahora bien, más que lo retrógrado y grotesco de estos discursos, sorprende la acogida que ha tenido entre la población, quizá porque ofrece una seguridad falsa, la sensación de tener el orden social bajo control o el establecimiento de una figura paterna que suple por completo las necesidades sociales y políticas sin que tengamos siquiera que pensar.
El clamor de Landemore tiene dos aristas: (i) Cuando tomamos decisiones políticas, cuanto más personas participen, la decisión tiene un mayor valor epistémico. Así pues, la inteligencia nos es un rasgo de los individuos sino de los grupos sociales, no está ubicada en la mente sino en las interacciones que propiciamos – inteligencia colectiva - (ii) Entre mayor sea la diversidad de puntos de vista y razones, incluso contrapuestos, la comunidad es más inteligente – diversidad cognitiva - . Como pueden vislumbrarlo, su propuesta es contraria a cualquier forma de segregación, exclusión o autoritarismo. La sociedad y la política defendida por Landemore, se acerca más a los principios de algunas comunidades indígenas que expresan su forma de vivir diciendo “Nadie pondrá por encima de su corazón a nadie, aunque piense y diga diferente”.
Queridos hijos adoptivos, los hemos preparado para pensar razones diversas, actuar con criterio propio y cultivar la sensibilidad por el mundo y por los otros. Hemos intentado desarrollar en ustedes el amor por el conocimiento y por las preguntas; la defensa de su libertad y la responsabilidad social.
No obstante, en el mundo de hoy, ninguno de estos esfuerzos tendría sentido si no logran que en su corazón y en su mente “quepan todos los humanos”. Si triunfa cualquier forma de exclusión o de tiranía disfrazada de democracia, hemos fracasado. En una sociedad en la que aproximadamente una de cada cien personas puede escribir una página en la que defiende una idea propia, tienen ustedes la obligación de promover la inteligencia colectiva y la diversidad cognitiva, porque los tiranos se regocijan y promueven la ignorancia y el miedo.
Nuestra maestra Bertha Sarmiento, quien este año ha decidido tomar nuevos rumbos en su vida, convirtió su casa en un refugio para muchos de nosotros durante nuestra infancia. Más allá de su invaluable aporte a la educación y a la transformación que propició en sus estudiantes durante varias generaciones, la sensación que teníamos al habitar su casa en compañía de sus hijos, es que este era un espacio en el que podríamos convivir todos sin distinción de raza, credo, estrato social o ideología: “Allí cabíamos todos”.
Cumplan sus sueños, parézcanse a lo que quieren ser (que tal vez en eso consiste la felicidad), transformen algo de ustedes todos los días, lleven las banderas del IAM a donde vayan y como nuestra maestra Bertha, conviertan su corazón, su mente y todos los espacios que habiten, en lugares en los que cualquier ser humano se sienta acogido. Que sólo quede excluida cualquier forma de injusticia o segregación porque: ¡Si somos más diversos, somos colectivos más inteligentes! ¡La protección de la diversidad es, en últimas, el cuidado de lo humano!
La filósofa norteamericana Helen Landemore defiende en sus libros, clases y video- conferencias, la necesidad de propender por “la inteligencia colectiva” y “la diversidad cognitiva”. Quizá Landemore profetizaba, con el planteamiento de sus dos conceptos centrales, el ascenso de figuras políticas como Bolsonaro o Donald Trump quienes promueven la xenofobia, el desprecio de la mujer y el racismo. Bolsonaro expresó abiertamente en sus discursos de campaña política, que la mujer es menos capaz que el hombre y que la raza negra es inferior en diversos sentidos. Ahora bien, más que lo retrógrado y grotesco de estos discursos, sorprende la acogida que ha tenido entre la población, quizá porque ofrece una seguridad falsa, la sensación de tener el orden social bajo control o el establecimiento de una figura paterna que suple por completo las necesidades sociales y políticas sin que tengamos siquiera que pensar.
El clamor de Landemore tiene dos aristas: (i) Cuando tomamos decisiones políticas, cuanto más personas participen, la decisión tiene un mayor valor epistémico. Así pues, la inteligencia nos es un rasgo de los individuos sino de los grupos sociales, no está ubicada en la mente sino en las interacciones que propiciamos – inteligencia colectiva - (ii) Entre mayor sea la diversidad de puntos de vista y razones, incluso contrapuestos, la comunidad es más inteligente – diversidad cognitiva - . Como pueden vislumbrarlo, su propuesta es contraria a cualquier forma de segregación, exclusión o autoritarismo. La sociedad y la política defendida por Landemore, se acerca más a los principios de algunas comunidades indígenas que expresan su forma de vivir diciendo “Nadie pondrá por encima de su corazón a nadie, aunque piense y diga diferente”.
Queridos hijos adoptivos, los hemos preparado para pensar razones diversas, actuar con criterio propio y cultivar la sensibilidad por el mundo y por los otros. Hemos intentado desarrollar en ustedes el amor por el conocimiento y por las preguntas; la defensa de su libertad y la responsabilidad social.
No obstante, en el mundo de hoy, ninguno de estos esfuerzos tendría sentido si no logran que en su corazón y en su mente “quepan todos los humanos”. Si triunfa cualquier forma de exclusión o de tiranía disfrazada de democracia, hemos fracasado. En una sociedad en la que aproximadamente una de cada cien personas puede escribir una página en la que defiende una idea propia, tienen ustedes la obligación de promover la inteligencia colectiva y la diversidad cognitiva, porque los tiranos se regocijan y promueven la ignorancia y el miedo.
Nuestra maestra Bertha Sarmiento, quien este año ha decidido tomar nuevos rumbos en su vida, convirtió su casa en un refugio para muchos de nosotros durante nuestra infancia. Más allá de su invaluable aporte a la educación y a la transformación que propició en sus estudiantes durante varias generaciones, la sensación que teníamos al habitar su casa en compañía de sus hijos, es que este era un espacio en el que podríamos convivir todos sin distinción de raza, credo, estrato social o ideología: “Allí cabíamos todos”.
Cumplan sus sueños, parézcanse a lo que quieren ser (que tal vez en eso consiste la felicidad), transformen algo de ustedes todos los días, lleven las banderas del IAM a donde vayan y como nuestra maestra Bertha, conviertan su corazón, su mente y todos los espacios que habiten, en lugares en los que cualquier ser humano se sienta acogido. Que sólo quede excluida cualquier forma de injusticia o segregación porque: ¡Si somos más diversos, somos colectivos más inteligentes! ¡La protección de la diversidad es, en últimas, el cuidado de lo humano!