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ÍCARO
AULA DE ÍCARO IAM


‘‘La remembranza de nuestras historias fueron inducidas fior el dolor común, cada quimera se relata en vida’’

Capítulo 1
La brisa salada y el óxido en tu puerta se ausentaron cuando lo necesitaba con más exasperación, puedo vernos perdidos en el tiempo, unidos por mí desesperado deseo. Desde el primer instante colocaste delicadamente tus raíces en mí corazón, florecieron bellos deseos que anhelaba vivir. Al final, fue todo una simple ilusión porque las puertas estaban cerradas, sin lugar donde poder escapar. Lo que asumí que sería por el amor fue momentáneo, con qué razón la queja si nunca fuiste mío como para perderte. Los cielos oscuros, a llantos lamentan los deseos sin terminación.

Te llevé para que me llevaras, y apesar de todo en agosto me diste ese amor vacío yacente en mí, tu corazón delator no demoró tanto para dejarlo en un instante en el tiempo. Cuando el sol se ocultó por última vez aquel día de estío, también se esfumó con la brisa tu presencia, para volver a sus labios. En ese instante un hilo invisible te ató a ella, mientras tanto me sofoqué en mis sentimientos más internos. ¿Por qué tuviste que regresar a ella? y dejarme tan desnuda ante tus engaños. Ella perfecta bailó contigo en la oscuridad a tu mano, el hambre de empatía hacia mis sueños y tus virtudes descendieron desde el momento que lo supe, ¿no me quisiste ni en tus días más tristes? ¡Oh qué tragedia!

Viviría y moriría por los momentos que robamos, y aún así solo me entusiasmaste con tu roce secreto, al final de todo fui una invisible más, la cura de tus tristezas y solo un momento en el tiempo. Deseaba con emoción ver la luz del día atada a tus manos, porque yo en tus ojos caí, lamentablemente no fuiste mío para decir que te perdí. ¿Por qué no te alejaste de mí ya que estuviste aquí?, si me cuestionan, volvería a esa tarde de Agosto, primera vez que te ví, fue legendario. No me culpes, el amor me hace insensata.

Te encontraría donde el espíritu se encuentra con los huesos, en muchas vidas olvidadas de amor, tenía fe en tu ser, desde la fresca primavera tu toque produjo un calor amoroso, dudoso pero tan grandioso. Y si mis deseos se hicieran realidad, habrías sido tú. Si hubieras sido el indicado realmente lo nuestro sería tan gratificante, nunca antes sentí lo mismo y del mismo egoísmo nació tu incoherencia. Nunca lo hicimos por reconocimiento, pero valió la pena, por lo menos para mí, dos quincenas fue una vida eterna.

Lo recuerdo todo tan bien, como aferraste tu amor hacia mí, te invitaria las veces que sean necesarias para ir a dar una vuelta, y que alguna sea la indicada. Solo son la ira y la nostalgia las que se me vienen de golpe, contigo no hay arrepentimientos pero tampoco me dejaste alegría al final de todo.

Desmoronada en el océano, reclamé por una razón de tu falta leal, tu amor desesperanzador es la única farsa en la que yo creí, no deseaba otro tipo de tonalidad, sólo a ti. Supongo que nunca se sabe, y si me querías, realmente deberías haberlo mostrado.

Éramos alguien en este mundo¿No lo crees?, pero no hubo presagios que anunciaran nuestro final, fue repentino. Supongo que lo dejaré ir cuando te dignes a exclamar sentimientos transparentes. Solo tengo que persistir, seguiré siendo creyente y no encuentro explicaciones. Me siento y me pregunto si algo pudo cambiar, si acaso pudo terminar distinto. Me regalaste tus fines de semana, y nunca te cuestionaste si fue suficiente, probablemente para ti era insignificante el tiempo, para mí son las memorias bellas que dieron más sentido a mí vida en el amor. Intenté cambiar el final, pero comprendí lo difícil que es avanzar con tanto dolor.

En agosto nos amamos, en agosto nos volveremos a ver.

Capítulo 2
Te extraño, como no tienes idea. Últimamente he estado pensando en ti todo el tiempo, recordando los momentos que vivimos. No quiero hacer suposiciones sobre porque cambiaste tu salón de clases, pero pienso que es por mí culpa.

Me arrepiento de todo lo que te hice, te juro que eres lo único que está en mí mente, yo intente amar a otra pero no se lo merece porque por mucho que me pese, yo sigo viéndote en sus ojos. Vine a pararme en tu puerta, llevo semanas planeando esto, no he podido dejar de imaginar que pasara cuando me vuelvas a ver.

No se exactamente que piensas de mí en este momento, se que ni siquiera te enteraste de la traición por mí, Inez observó con distancia, luego con tu cercanía te anunció de aquella desgracia. Me gustaría decirte que es falso, que no puedes creer una palabra de lo que dicen pero esta vez es diferente, esta vez los rumores tienen razón.

Betty, se que te traicione pero ¿podrías creer que fue solamente una noche? dormí junto a ella pero soñé contigo todo el verano. Lo único que quiero hacer es compensarte, no soy un mal chico, lo peor que alguna vez hice fue lo que te hice a ti.

Quiero verte, explicarte las cosas, quiero que me perdones. Te extraño y cada vez que pienso en ti no puedo dejar de recordar, las tardes que pasabamos en mí auto, me quedo paralizado cuando pienso en tu cardigan, cuando recuerdo la manera en la que me amabas. Quiero que entiendas que te prefiero a ti, que te necesito.

Hace poco paseaba en carro por el pueblo y vi tu casa, me quedé sin aire. Me haces quedarme sin aire de lo mucho que te extraño, por eso decidí venir hoy a tu casa, me enteré que harás una fiesta. No se como sentirme al respecto ¿no me extrañas lo suficiente? no entiendo como puedes continuar con tu vida tan fácilmente. Si fuera a tu fiesta ¿me aceptarías? dime Betty, si crees en nuestro amor ¿serías capaz de perdonarme? ¿confiarías en mí? solo tengo 17 años, no se nada pero se que te extraño.

Betty, se que todo salió mal pero te recuerdo en cada canción que escucho y cada acción que hago, no se como dejar de sentirme mal por lo que hice. Escuche tu canción favorita en el gimnasio y eso me trajo hoy hasta tu fiesta, sabes que odio las multitudes y quiero que entiendas lo que soy capaz de hacer por ti, estoy en tu puerta aún, pensando que pasara cuando nos veamos.

Voy a aparecer en tu fiesta, confiando en que todavía me quieres, que todavía me aceptas. Imagino que cuando nos veamos me llevaras al jardín ¿confiarías en mí estando a solas después de todo lo que he hecho? ¿Me dirías que no quieres volver a verme jamás? te podría explicar cómo ocurrió todo, que solo estaba volviendo a casa por la calle de empedrado roto, solo pensando en ti. Y como un producto de mis peores intenciones ella llegó en un auto. “James, entra vamos a dar una vuelta”

Estoy caminando con lentitud, porque esta es la última vez que puedo imaginar que pasara cuando me vuelvas a ver. Te veo y me doy cuenta de lo mucho que te he extrañado, solo estoy parado aquí evitando que me vean, sin embargo hay una última pregunta que me gustaría hacerte ¿Quien es ese chico con el que estás bailando?

No supe amarte de verdad, pero vuelve a mí, vuelve alrededor de los brazos que te cuidaran.

Capítulo 3
Caminamos por tu puerta, el frío estremeció nuestras pieles. Pero algo presente se sentía como casa, de alguna manera. Tu dulce disposición y tus ojos desde el horizonte, exclamando que te amara. Puedo imaginarlo después de tanto tiempo, se que ya han pasado días sin ti y muchas lunas presenciaron tu engaño. Pero estamos ahí de nuevo, manejaste la misma calle camino a tu casa, casi chocamos porque te perdiste en mí.

Cuando la mañana arribó con su frescura, estuviste para dos. Atrapados en un amor difuso, cegaste ambas miradas, mantuve la calma y cargué con el peso de la grieta. A cada paso había un tropiezo, caí tan profundo que no pude escapar de tu soledad, te apretaba más fuerte cada vez que te alejabas. Se suponía que sanarías cada brote de dolor en mí, al menos eso juraste. Juraste en nombre de la luna tu amor, al parecer del mismo modo que la luna tu amor fue efímero.

Aún el tiempo no consume el vago recuerdo de tu voz temblorosa. Si todo está en mí, dímelo ahora, una rápida traición pude ver y ese reflejo de tus ojos me susurraba la honestidad de tu alma. Se te empañaron los ojos, y dejaste tanto en mí, luego me lo arrebataste por ese maldito momento. El verano del mismo año en el que caí por tus ojos, fui sacrificada por el presagio de tu voz. Asumiste que lo iba a perder algún día, pues en ese instante éramos jóvenes y posiblemente llegaría la ruptura. Tomé tus indiscreciones como el inicio de un olvido inminente, del cual seríamos arrebatados por el amor en el próximo instante.

Me aseguré de que nadie me viera sufrir en mis peores días, sin embargo, tú pudiste identificar lo que dolía en mi alma, supiste sanar y cuidar de mí. Él dijo "muéstrame aquellos lugares donde otros te hicieron cicatrices", pues lo sentía muy dispuesto a amarme. Me atreví a confiar en la ilusión del amor junto a miradas sensuales y camisas viejas, andábamos de faro en faro compartiendo la caricia de los labios. Vivimos.

Debido a tanto dolor mi columna se partió al llevarnos cuesta arriba. Me ahogaba con mi propia voz, dejando un último suspiro a tu nombre. Aunque no oíste ese susurro de dolor, sabía que volverías a mí. ¿Por qué te distanciaste de la presencia de ambos? y ahora te arrepientes. Eres una paradoja ante tus exclamaciones, solo creciste entre engaños peinando las trenzas de la incoherencia. Esas palabras floridas, se convertirán en maldición. Esos besos y abrazos, se convertirán en manipulación.

Resignada, me aleje de ti. La brisa sacude los recuerdos mientras encamino la ruta a mi casa. El eco de tu voz aún resonando en mi mente. Cada esquina, cada rincón y cada fragmento está impregnado de lo que algún día fuimos. Todo ese tiempo no fue en vano, aunque ya vivimos lo último de nuestro amor. Afirmabas con firmeza que me amabas como si de voluntad se tratara, pero espero que no durará más. Me hablaste de tu pasado pensando que yo sería tu futuro, no fue así.

El óxido que crece en tu teléfono, opacó tu carente resentimiento. No volveré a exponer cicatrices a aquellos que trazaran estrellas a su alrededor. Ahora estoy sangrando por su amor distante, un cuerpo extraño acumulando heridas, estaba viendo con mis lágrimas.

Deseo con desesperación comprender, porque aún tienes el poder de ser elegido por mi. Aunque ya no vivas por mí amor en esencia, te buscaría entre multitudes. De todos modos trato de convencerme de que no será así. Sé que sigues siendo tú y porque aunque me niegue ante todo riesgo, mi corazón sediento de tu presencia ya tomó un sorbo de libertad.

Peter perdía a Wendy, como tu me perdiste a mí.





Infografía


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