AULA DE ÍCARO PROYECTIVO

¿Por qué a medida que crecemos tenemos menos profesoras?

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La vida escolar tiende a empezar con muchas maestras y a lo largo del recorrido por el colegio, el número de caras femeninas va disminuyendo. Si observamos el número de profesoras en el equipo de docentes de Exploratorio en comparación con Proyectivo, la diferencia es más que notoria, no sólo a simple vista, también desde la experiencia cómo estudiante. A partir de eso nos hemos preguntado, ¿por qué a medida que crecemos tenemos menos profesoras?

En la sociedad seguimos asociando a la mujer con la maternidad, aunque cada vez más existan mayores libertades para la mujer no podemos ignorar que es una idea que sigue arraigada. Incluso mujeres con altos cargos, con vidas más “libres” siguen bajo la presión de tener un hijo, ya sea por la familia o por compañeros de trabajo. Cuando se piensa en maternidades son asociadas cualidades como la paciencia, amabilidad, cariño, tacto, seguridad y terminan siendo asociadas con las mujeres. Ahora bien, en los primeros ciclos la importancia del vínculo familiar sigue siendo de extrema importancia, y pareciera como si la escuela pensara que al tener profesoras en los primeros cursos fuera a facilitar la educación de los estudiantes más jóvenes. De cierta forma este fenómeno también trae a llamado qué tipo de paternidades existen en la sociedad, y la diferencia de exigencias entre madres y padres, ¿qué tantos profesores hay en los primeros años de nuestra vida?

Teniendo en cuenta lo anterior, que como sociedad consideramos que las mujeres enseñan mejor a los niños más pequeños solo por ser mujeres, surge también otra razón. Se tiene casi que el estigma que enseñar a niños menores es más sencillo, por lo que ese trabajo no debería ser desperdiciado con hombres, y cualquier mujer estaría en la capacidad de hacerlo. En términos de contenido, a ningún niño de exploratorio se le enseña contenidos específicos o muy complejos. Por lo que para ser profesor de niños pequeños no se necesita tener una especialización o un doctorado, sin embargo está lejos de ser una tarea sencilla.

Desde la experiencia dictando y planeando las jornadas pedagógicas sabemos que enseñar a los niños pequeños es una tarea desgastante, las clases deben ser dinámicas, diferentes y divertidas, además de que se carga con el peso de ser el primer contacto que los niños tienen con el estudio y el aprendizaje. No se trata de glorificar a las mujeres que trabajan como profesoras de primera infancia, sino de cuestionar si realmente esas personas se eligen basándose en sus capacidades y conocimientos, y no en su género.

Pensamos que enseñar a cursos más avanzados en el colegio es más complicado porque requiere de más conocimiento, otra razón por la que al estar en proyectivo el número de profesoras mujeres no es muy alto. Como ya lo hemos dejado claro el valor de una mujer está socialmente asociado con su contacto y sus capacidades de maternidad. Por eso mismo se cree que las mujeres tienen la responsabilidad de educar a los niños más que desde un punto de vista académico e intelectual, desde enseñanzas de buena conducta y básicamente como ser buena persona, y eso se hace en los primeros años de la infancia. En Proyectivo ya se trata de adolescentes, entre 14 y 18 años, por lo que una mujer no tendría que enseñarnos valores.

Se tiende a desmeritar, o simplemente no reconocer, los estudios superiores, como doctorados o maestrías, que podrían aportar ideas, perspectivas diferentes y conocimiento a clases de cursos superiores, porque se cree que sus cualidades como mujer priman sobre sus conocimientos como persona.

Otro factor a considerar y cuestionar es: ¿hasta qué punto las profesoras en ciclos menores eligen trabajar con niños menores? Sin duda el hecho de que se asocien estos cargos con la mujer puede llegar acomodar a las profesoras, creando así una falsa sensación de elección cuando podrían ser factores socioculturales internalizados. Quizás las profesoras en un futuro deberán tomar el riesgo de alejarse de su zona de confort para saber si su elección de trabajar en ciclos menores fue la correcta.

Aunque el Merani sea contracultural, no se salva de este fenómeno. Son 5 profesores mujeres en Proyectivo C, en comparación a 10 hombres, pero incluso hemos tenido años en el ciclo Proyectivo con una sola profesora. Considerando que en Proyectivo se enfatiza el desarrollo de la lectura crítica consideramos un error garrafal la falta de mujeres en este ciclo. Una de las cualidades más importantes para poder realizar una lectura crítica es el multiperspectivismo, que consiste en tener múltiples perspectivas antes de juzgar.

Es innegable que las mujeres vemos el mundo de una forma diferente a los hombres, las experiencias que vivimos no son las mismas, aunque tener más profesoras no necesariamente asegura un multiperspectivismo es importante preguntarnos ¿dónde está la perspectiva de género en nuestra educación? Tener profesoras con una visión femenina podría ampliar la percepción de los temas estudiados. No es lo mismo ver Filosofía, Geografía del desarrollo, Biología, Ciencia sociedad y Perspectiva o Historia del siglo XX desde el punto de vista de un hombre al de una mujeres.

Ya en víspera de graduarnos hemos notado que en los últimos años hemos notado el aumento de profesores en Exploratorio, y profesoras en Proyectivo, pero creemos que todavía hay trabajo que hacer. Para una educación integral de los estudiantes es necesaria la paridad de profesores en todos los ciclos, y creemos que el Merani está en camino a lograrlo.