

Hace un par de meses conocí a una chica una realmente hermosa, pero su belleza no se encontraba en todo su físico, estaba recaída en sus hermosos labios.
Sus labios rosas no eran tan grandes como para que todos los notaran, pero si lo suficiente para que yo los viera, para que notara su calidez y precisión. Creo que nunca había visto algo tan lindo y perfecto, sus labios quedaban perfectos en su redonda cara, eran totalmente simétricos y detallados como si alguien los hubiera diseñado para describir todo lo que está bien en el mundo. Creo que hasta la fecha nunca me interesó notar su cuerpo o su personalidad porque lo único que yo podía y quería notar eran sus labios.
No recuerdo tener una conversación clara con ella porque siempre prefería admirarla desde lejos, admirar sus labios desde lejos.
Creo que ya todos sabían mi pequeño gusto por los dulces labios de esa chica, todos sabían lo que sentía, pero también sabían lo imposible que era tenerla.
Ella y yo nunca fuimos personas cercanas, ni siquiera hablábamos y yo sé que ella no tenía ni la menor idea de qué yo existía, pero todo en mi mundo cambió aquel día.
Yo suelo sentarme en las canchas grises, usualmente estoy cerca a uno de los arcos de anotación. La razón real es porque ahí en la cancha siempre está ella, y amo estar cerca de la chica de los labios hermosos. Realmente nunca pasaba nada, uno que otro golpe con la pelota, pero nada que realmente me importara.
Aquel jueves, yo estaba siguiendo mi rutina diaria de ver a la chica de los labios hermosos. Estaba tan concentrado en ella buscando algo nuevo, algo que, quizás hubiera ignorado antes, cuando notó que sus labios empezaron a producir movimientos muy acelerados, como estuviera produciendo palabras, que realmente se me hacían irrelevantes, pero me generaban curiosidad. Salí de aquel trance en el que me tenía y logré escuchar un intento de advertencia, lo que generó un intento fallido de protección, porque cuando intenté protegerme de aquel peligro inminente, sentí un fuerte golpe justo en el centro de mi cabeza, la cual se desconectó de todos mis sentidos.
Desde mi razón hasta mi obsesión, creo que no estaba ni inconsciente ni consciente, sólo estaba. En un segundo todo mi cuerpo se encontraba sobre el denso y verde césped. Lo primero que sentí fueron unas delicadas manos que movían de una manera suave pero desesperada mi brazo, cuando sentí esto, abrí con gran velocidad y confusión mis ojos. Para mi sorpresa y mi claro agrado, lo primero que logré ver fueron los labios de la vida eterna; cuando reaccioné, la chica quitó con gran velocidad sus manos de mi piel, emitió muchas palabras que sonaban como preguntas y disculpas, pero realmente yo estaba muy ocupado observando sus labios. Así que, de una manera rápida, le expresé que estaba bien y que no se preocupara. Cuando la chica me dio la espalda para levantarse tuve tiempo para observar a mi alrededor y, en ese momento en el que mis ojos señalaron a la cancha, me di cuenta de qué todos se estaban riendo de mí, ninguno con preocupación ni sentimiento, sólo un montón de mediocres. Aunque no me solía afectar la opinión de los demás, en ese momento sentí algo de pena, en especial porque la chica de los labios hermosos seguía ahí y me miraba como si yo le diera pesar por aquel golpe.
Apenado y golpeado me levanté del piso, junté todas mis cosas y le ordené a mi cuerpo retirarse de aquel lugar, sin fijarse en la chica para evitar un contacto visual innecesario, otro estado hipnótico.
Con la cabeza aún aturdida y el cuerpo aún apenado, me digné a caminar hacia la salida de la cancha, escuché la voz de la dama con labios encantadores, la cual se acercaba a mí con la miasma cara de lástima que tenía antes. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca de mí, volvió a emitir aquellos sonidos insignificantes llamadas palabras. En realidad, seguían sonando como tontas disculpas y preguntas, pero en ese momento me encontraba tan consumido por el aturdidor sentimiento de pena que solo me permitió seguir caminando mientas intentaba ignorar su ligera voz.
Ese día tuve mi primer “contacto” con aquella chica y el mayor golpe a mi frágil orgullo, así que claramente no era mi mejor día y para terminar mi sufrimiento, a mis queridísimos padres se les olvidó que tenían un hijo, por lo que me tocaba volver solo a casa. Aunque ya estaba acostumbrado a estar en el final de su lista de pendientes, mientras caminaba a mi casa solo podía recordar el vergonzoso momento en el que la pelota dura y rígida impactó en mi suave y frágil cabeza. También, recordaba cómo me miraban todos, en especial en cómo me miraba mi preciosa chica. Creo que fue el viaje más largo hasta mi casa.
Al día siguiente, mis párpados pesaban demasiado porque pasé toda la noche pensando en que los labios de la chica se veían totalmente encantadores mientras se movían y emitían esos sonidos tan desesperantes que me gustaban.
En mi locura por desearla, mi corazón empezó a latir a velocidades realmente alarmantes y mis brazos temblaban, lo único que podía pasar por mi cabeza eran sus labios, por lo que salí no sé cómo, pero salí del salón en ese estado y me dirigí a la cancha gris para buscar a la chica. Cuando llegué, mi cuerpo aun no reaccionaba, en realidad se encontraba peor, pero igual yo tenía un propósito muy claro. Entré a la cancha realmente decidido y me acerqué a la chica, la tome con fuerza de la mano y la atraje hacia mí. En ese momento sentí las miradas de todos, pero si tenía sus labios nada me podía afectar. Cuando la tenía tan cerca de mí, creé contacto, ese contacto, mis simples labios acababan de tocar el paraíso, acababan de cumplir su propósito. Si una parte del cuerpo puede ser feliz, mis labios eran los que estaban muy felices.
Pero se me olvidó el hecho de que hay una persona detrás de los labios a los que acababa de besar, así que miré rápidamente sus ojos para ver si me quería decir algo, pero lo único que hacía eran preguntas y preguntas que no sabía y no quería responder. Aun no me sacaba sus perfectos labios de la cabeza y entré en un estado de corto cuando empecé a repetir, lastimosamente en voz alta: YO SOLO QUIERO TUS LABIOS, DÁMELOSSS DÁMELOSSS, LOS DESEO, LOS ANELO, QUIERO TENERLOS
En ese momento noté la cara de la chica, ella era realmente hermosa, aunque en ese momento su belleza no era relevante, lo único importante para mí en aquel momento, era ver la cara de terror y pánico que aquella chica tenía. Realmente quería decir tantas cosas, pero no podía decir nada, tenía tanta adrenalina junta por aquel mágico momento, pero sentía miedo de lo que mi cerebro estúpido e impulsivo acababa de hacer. Realmente no sé si fue el estado en el que estaba o mis problemas mentales, pero no recuerdo que pasó luego, solo sé que terminé en muchos problemas. No sé por qué, si yo sólo tomé lo que desde un principio debía pertenecerme, pero supuestamente no estaba bien.
Creo que nunca me había sentido tan vivo, pero tan muerto a la vez. Ya tenía lo que quería, deseaba sentir aquellos labios encantadores pegados con los míos y lo logré, pero no descifraba lo que faltaba, ese pedazo que no me dejaba estar totalmente tranquilo. Quizás ya tenía lo que quería, mi mundo perdería emoción o la chica perdería su encanto. En realidad, no sabía que iba a pasar. Solo sabía que no estaba preparado para enfrentar el mundo sin tener un propósito como el que me daban los labios de aquella chica.
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