¿Cómo hablamos la situación del país en esta casa?

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Esfuerzo, constancia, dedicación y responsabilidad; estas cuatro palabras fueron la respuesta de mi esposo cuando le pregunté cómo hablar de la situación del país en la casa, entendiendo que la situación del país no es solo el tema político, sino toda la multidisciplinariedad que implica convivir en este entorno y sujetarnos a las reglas que tiene Colombia para sus habitantes.

Más que centrarnos en los candidatos, en la polarización del país, en los buenos o malos argumentos, en las noticias o en los debates, la pregunta es cómo hacemos para contribuir al país desde lo que hacemos.

No dejamos de lado que el ser humano, por vivir en sociedad, es un ser político, parafraseando un poco lo que anuncia Aristóteles. Ello implica que necesariamente tenemos que escuchar, analizar las propuestas, y cuando ejercemos nuestro derecho al voto lo hacemos bajo ese análisis: ¿cuál es su propuesta?, ¿me identifico con ella o no?, y así deposito mi voto.

Ese ejercicio democrático de elegir y ser elegido lo vemos en la casa, y hace poco me lo planteaba nuestra hija cuando eligieron al personero del colegio: ella votó por el programa que consideraba que aportaba y era viable para materializar los intereses de la comunidad educativa.

A la semana siguiente me acompañó a votar y me dijo: “¿Conocemos su programa de gobierno? ¿Qué es lo que propone?”. Yo le dije: “Me identifico con este”, y le expliqué por qué votaba a conciencia, saliera o no electo.

Es aprender a escuchar, a leer la historia y a aceptar que, aunque vivamos juntos, no necesariamente pensamos igual; a observar a las personas y sus argumentos para identificar las fortalezas y debilidades que todos podemos tener, que deben disentir y consentir sobre argumentos y no sobre las personas, que las decisiones no se toman basados en querer hacerle daño al otro.

Es reconocer que en ocasiones es mejor callar y que en otras hay que ponerse de pie para defender o solo formular las preguntas adecuadas para comprender mejor, o incluso, si tienes un argumento de mayor fuerza, exponerlo si es tu deseo ser protagonista de esos proyectos.

Luego de eso, independientemente del que gane la contienda, la pregunta sigue siendo cómo aporto yo a la comunidad en la que vivo, cómo aporto a mi familia, comunidad, edificio, empresa, colegio, ciudad, país, al universo para que sea mejor.

La política no son solo las elecciones para los cargos públicos, es poder participar en diversos estamentos, áreas académicas, económicas, religiosas, sociales que impliquen la participación y el ejercicio democrático. Es mirar no solo el futuro inmediato y cercano, sino también levantar la mirada al contexto mediano y amplio que rodea en este momento al mundo.

Es cómo Colombia se lee en el contexto nacional e internacional. Se trata de reflexionar, a modo de ejemplo, acerca de la política sobre el medio ambiente, sobre el uso de armas, sobre la libertad de culto o expresión, no solo sobre el contexto inmediato de las elecciones presidenciales.

Solo con el esfuerzo, con la coherencia entre lo que digo y vivo, con el respeto por el otro, con el reconocimiento de las fortalezas del otro y mis debilidades, procurando siempre actuar de tal manera que mi comportamiento pueda ser máxima universal, como lo expresaba Kant.

No se trata de vivir en una burbuja, ajenos a lo que sucede en nuestro país, es más bien no esperar que llegue el dueño de la varita mágica que solucione todo. Por ello, no es participar por estar en un lado “ganador”, es interesarse por lo que le pase a nuestro país, a nuestro entorno, es pensar con responsabilidad lo que hacemos, decimos y cómo participamos.

Queremos entonces que los valores, principios y acciones que consideramos que deben guiar el comportamiento puedan tener raíz en la mente y corazón de nuestra hija, en el marco del respeto a la diferencia, para que también respeten nuestra diferencia.

Es difícil no dejarse llevar a veces por los discursos descalificatorios, segregacionistas, triunfalistas, pero como dicen las abuelas “la constancia vence lo que la dicha no alcanza”, porque debemos aprender a ser “personas vitamina” para nuestro entorno, como nos invita a reflexionar Marian Rojas Estapé.




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