Pócimas, hechizos y otras maestrías

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ESPECIAL IAM


¿Qué reflexiones deja a las familias el PAF sobre estilos de crianza? Durante el segundo semestre, se invitaron a todas las familias del IAM a participar con sus columnas de opinión para reflexionar sobre su experiencia en los encuentros del Programa de apoyo a las Familias PAF. Los estilos de crianza fueron el tema central de este 2024. Agradecemos la participación de cada padre y madre de familia que dedicaron sus palabras, no solo a su rol como integrante esencial de la familia, sino a sus propios hijos. En este especial de ÍCARO Memorias, compartimos con ustedes las columnas destacadas.

En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho tiempo… Disculpen, creo que me equivoqué de lectura; tal vez nuestras vidas como madres y padres tengan algo de aventuras quijotescas y, de cierta manera también vivimos como caballeros errantes que vamos derrotando problemas que creemos gigantes, cuando en realidad son simples molinos de viento que intentan refrescarnos con su aire cada día.

Así como don Quijote, también podemos equivocarnos y sentir por momentos que perdemos la razón en medio de tantos paisajes nuevos a los que nos enfrentamos y que muchas veces nublan nuestra visión al andar.

Sin embargo, podemos hacer detenernos por instantes y mirar a esas personas que tanto amamos, a esos seres míticos que llegaron a este planeta conectados con nosotros por fuertes sistemas biológicos, células, átomos o cualquier vínculo inimaginable del que aún no se ha escrito en una revista de Natgeo. Vínculos que algunas veces intentan romper la monotonía de la vida, el fantasma de la frustración o el miedo a fracasar en los proyectos que inventamos.

Pero solo bastaría con tomarnos una pócima mágica para recordar ese día en el que llegaste a nuestras vidas, ese momento comparable con el cosquilleo que pudo sentir Albert Einstein al descubrir la teoría de la relatividad, partiendo la historia en dos, aunque tu historia y la mía se convirtieron en una sola en ese instante. En esos segundos en donde alguien debe cortar el lazo que nos unió por meses, el universo decide conectarnos con un material indestructible que va más allá de la gravedad explicada como la curvatura del tiempo-espacio, y nos preguntamos cómo es posible olvidar esas emociones enredadas en la ropa de la lavadora, en la reunión con el jefe, en las calles con personas que sufren en silencio sus propias batallas o en la agenda con fechas de niveles que nos mira desde el escritorio con ojos juzgadores.

Es posible que en nuestro andar vayamos encontrando esas llaves que nos dejen abrir de nuevo tantas puertas y que a través de esos mapas podamos redescubrir aventuras alocadas en donde existe un Chaplin miniatura que te pinta la cara con mil colores para convertirte en una obra invaluable en su corazón, un Darth Vader que cree que con el palo de una escoba va a lograr conquistar todas las galaxias, un malabarista del Circo del Sol que salta de cama en cama como si fuera a tocar la punta de la carpa de sus sueños, un domador de fieras que ve en un perro pastor alemán el valor perdido del León del Mago de Oz, un astronauta que a través de los libros rompe la barrera de la gravedad y viaja más rápido que la luz para encontrarse con una rosa que algún principito dejó sola en un planeta. Tantas, pero tantas puertas que podríamos volver a abrir para sentirnos de nuevo en el país de las maravillas que habitaba Alicia, lugares que hemos borrado con la cotidianidad y que nos convierten en el conejo blanco que corre y corre con un reloj en la mano, apresurando una vida que nos empieza a quedar atrás, una vida que nos coge de sorpresa a velocidades incalculables haciéndonos sentir que escapamos de ella como el correcaminos queriendo sobrevivir frente al torpe pero implacable coyote.

Por fortuna, no estamos solos en este empedrado, pero bello camino. Reconforta encontrar espacios que nos congregan como familias, lugares donde escuchamos personas que tienen las llaves de esas mismas puertas y que también las han abierto y cerrado en el constante errar humano. Nos reencontramos con maestras, maestros y hechiceras que con su conocimiento nos invitan a que nos reconozcamos como seres que podemos equivocarnos, pero que tenemos la capacidad de aprender de las experiencias y la necesidad de reconciliarnos con nosotros mismos, con los que hemos lastimado y nos han lastimado en el pasado, para que al final solo vayamos tejiendo con hilos de otras historias de color lágrima y risa un mundo un poquitito mejor.

Por eso hoy no olvido que tú y yo somos una sola historia, que con cada beso y abrazo te estoy entregando las llaves de tus propias puertas que te llevarán a transitar caminos que aún no han sido escritos, pero que en algún momento se volverán a cruzar con los míos, y es allí donde volveremos a correr carreras en montañas llenas de plantas no me olvides,  donde haremos las mejores recetas del chef Hyeronimus con huevos que tienen alas y deseos de volar, descubriremos de nuevo dos orugitas que se convierten en mariposas que te saludan una mañana y luego se despiden para partir al sol de México, visitaremos el armario de los disfraces olvidados que nos demuestran que con muy poco se puede viajar por lugares desconocidos, reviviremos el placer que nos despierta compartir momentos a través del cine, a pesar de que aún no aceptes que Roberto Benigni te robó una lágrima o que aún tengamos diferencias muy profundas sobre el final del planeta de los simios porque siempre estarás del lado de los humanos. Despertaremos con un saludo al sol al ritmo de un gato de la India y una vaca que viaja en una luna, serás el Zoro de mi inmortal selva y comenzaremos nuevamente ese rompecabezas interminable y determinado que se niega a volver a la caja de los sueños rotos.

Con estas palabras quiero agradecer a todas las personas que hacen posible los PAF en la institución y a todos los maestros de otros rincones de Colombia y del mundo que luchan cada día por llevar estos mensajes a pesar de ver de cerca la cara de la injusticia y desigualdad que ronda por las aulas olvidadas. Espero que con estas palabras logre despertar la curiosidad y el deseo de participar de estos espacios, ya que tenemos la oportunidad de ir más allá, porque más allá hay preguntas y respuestas y hay personas que siempre te pueden enseñar algo cada día. ¡Gracias!

Y especialmente a ti Hyeronimus, mi mejor maestro.


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