Ícaro Memorias 2023 Proyectivo C

Federico Marín

Federico Marín
30 de noviembre de 2023
Foto: Sebastián Zamudio


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Llegó el día. Diez años de mi vida que tengo que resumir en 600 palabras. La cantidad de ideas que abruman mi mente al pensar sobre qué escribir refleja la naturaleza de mi experiencia en la institución. El Merani para mí es risas y llanto, pasión y dolor, es el cruce entre tener ganas de ir para ver a gente que te ha acompañado mientras te vuelves quien eres ahora y no tener ninguna emoción por vivir la rutina de siempre.

No conozco a una persona que haya mantenido su esencia durante su estadía en el colegio y yo soy uno de esos. La forma más sencilla de demostrar esto es con el transcurso de mis descansos. En un principio todo era juego, diversas variaciones de juegos clásicos eran mi forma de entretenerme entre clases; después era desayunar todos los días en el restaurante –cabe resaltar que yo también desayunaba en mi casa–. Cuando esto perdió su gracia los descansos se tornaron en deporte: fútbol, voley, etc. Y, bueno, ni hablar de esos casi dos años de aislamiento. Todo eso se tornó en lo que es ahora, vagar por el colegio en los descansos recordando todo lo mencionado con una nostalgia intratable.

Estos diez años han estado llenos de aprehendizajes. Muchas veces me pregunto: ¿quién sería yo si las cosas fueran distintas, si yo estuviera en otro lado? Las respuestas son tan inconclusas que es de esas preguntas que nunca se solucionan... Mejor pensar en quien soy ahora, y eso es gracias al colegio. Recuerdo aprender que tengo que esforzarme si quiero tener la vida que quiero; recuerdo aprender cómo hacer trabajos de los que estoy orgulloso, pero, sobre todo, recuerdo aprender a hacer las cosas con pasión, porque si algo se ve en el Merani es gente apasionada y que ama lo que hace.



Portada

Esta etapa de la vida es tan efímera. Un egresado de hace un par de años lo dijo de una forma que me cautivó tanto que la adaptaré a mí. Cierras los ojos después de tu clase de Indagación Científica y cuando los abres te supra nivelaron; los vuelves a cerrar y estás entrando a un nuevo ciclo donde las cosas se ponen mucho más difíciles; los vuelves a cerrar y el mundo colapsa y en parte tú también; los vuelves a cerrar y te reencuentras con las personas que no viste por dos años, que no te vieron por dos años. Los vuelves a cerrar por una última vez y estás escribiendo el texto para el que jurabas que faltaba mucho tiempo.

No sé qué vaya a pasar la siguiente vez que cierre los ojos. Honestamente no quiero saberlo. En mi opinión, eso le quitaría un poco la magia a vivir, ¿no? Para finalizar quiero decir que si algo me enseñó el Merani es que la vida es cambio, contradicción, negación y proceso. Y que, como dijo Hemingway, no hay nada noble en ser superior a tus compañeros, la verdadera nobleza está en ser superior a tu yo anterior.




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