Ícaro Memorias 2023 Proyectivo C

María Alejandra
Pabón

María Alejandra Pabón
30 de noviembre de 2023
Foto: Sebastián Zamudio


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Al pensar en lo que iba a escribir para esta página en el Ícaro, solo se me ocurría que no soy muy buena para las despedidas. Me cuesta escribir, las palabras se atragantan en la garganta y las manos no pueden expresar lo mucho que el Merani me ha enseñado y lo agradecida que estoy por haber conocido sus personas y lugares. Es difícil pensar que todo a lo que me acostumbré durante diez años acabará tan pronto, y que falta tan poco para no volver al colegio como lo hice en este tiempo: cinco días a la semana con las mismas personas de siempre, con sus sonrisas y chistes. Para despedirme, debo empezar por mis amigas de Exploratorio B, escogidas por Lelito, después de que mi mamá hablara con ella, preocupada porque no tenía amigas debido a mi timidez.

A ellas les debo toda mi infancia y la felicidad de muchos años, y no puedo pensar en personas de mejor corazón y más cariñosas que ellas. También les agradezco a todos los profesores que me acompañaron en estos años y en muchas ocasiones creyeron en mí más de lo que yo creía. De ellos aprendí mucho más que sus temas de clase y he llegado a admirarlos como personas. Los lugares también guardan un lugar especial en mi corazón y siento que a estos también debo agradecerles: mi primer salón en el edificio, el “murcielaguito” del parque que quitaron por peligroso; el pasamanos donde me rompí el brazo, el salón múltiple, las rueditas de la reja, la biblioteca donde iba a jugar juegos de mesa y a ver libros con mis amigas. Todos estos lugares ocupan un lugar especial en mi corazón y en ellos he sentido felicidad, tristeza, rabia e incluso emociones nuevas y desconocidas. Ahora miro mi recorrido por el Merani y pienso que la vida es como un libro que veía de pequeña en la biblioteca.

El libro estaba compuesto por ilustraciones de lugares y personas, y en cada página la perspectiva se alejaba cada vez más para construir imágenes y escenas que no habrías adivinado que venían de la anterior. En el colegio, como en la vida, construyes memorias que se pierden en las páginas para ser reemplazadas por otras y, aunque muy diferentes entre sí, cada imagen lleva la esencia de la anterior, de las personas que te marcaron y las experiencias vividas. Y aunque olvidemos de dónde venimos o cuánto hemos recorrido, siempre podemos devolver las páginas y agradecer porque hayan sido dibujadas. Las imágenes que dibujé en el colegio, a quienes encontré, a quienes perdí y con quienes me volví a encontrar están en esas páginas, en los lugares y en ese libro.



Portada

Ahora me voy del colegio y el espacio en el que he creado tantas increíbles memorias y he sentido, ya no van a ser los fondos de las ilustraciones. Espero conocer nuevos lugares y personas y seguirme asombrando de la vida, sabiendo siempre que puedo devolver las páginas y recordar a quienes me hicieron feliz.




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