Isabella
Velásquez Gutiérrez

Siempre se nos recuerda que debemos vivir el presente, disfrutar cada momento, valorarlo, quizás olvidar algunos que nos hicieron daño… ¿Pero somos realmente conscientes de lo rápido que el tiempo se lleva todo? ¿Que la despedida es algo inminente en cualquier etapa de nuestra vida? ¿Que aun los mismos sueños se transforman en otros sueños? ¿Que la vida, aunque sea efímera, nos deja al final de cada ciclo un recuerdo encendido en el corazón?... Reflexionar sobre todo esto y sobre cómo quiero decir adiós es complejo, pues plasmar todos mis sentimientos y recuerdos en unas líneas es casi imposible. Sin embargo, me esforzaré.

A lo largo de estos años, una de las lecciones más trascendentes que aprendí es que nada sucede como uno lo piensa. Aunque reflexiones toda una noche sobre el mismo suceso que te abruma, absolutamente nada va a ser igual a como lo imaginaste. Te sorprendería la inmensa calma con la que afrontarías todo, si simplemente lo dejas ser y avanzar a su propio ritmo… Esto fue algo que siempre escuché, pero que solo pude aprender por mí misma y siento que no solo se reduce a un aspecto académico, considero que así funciona la vida. Intenté por mucho tiempo planear cada pequeño fragmento de mi futuro, y si no resultaba exactamente igual a lo que pensaba, me entristecía o me llenaba de ansiedad…

¿Quién soy? ¿Quién seré? ¿Qué haré? Fueron las preguntas que cada día me repetía, y forzaba las respuestas, intentaba que encajaran, de manera dolorosa en mi historia. Ni yo misma me conocía, y aun así intentaba que otros tuvieran una imagen impecable de lo que soy. Pero como todo en la vida, llegó un cambio en mi camino, y sin pensarlo, viví muchas experiencias y conocí a muchas personas que cambiaron la luz con la que iluminaba mi vida; pude reconocerme, comprenderme a través de ellas, y sus enseñanzas, ya no solo buscaba un futuro sin sentido que encajara en mí, logré embarcarme en una comprensión más profunda de mi ser, y las preguntas que algún día me hice, no desaparecieron, pero ya no me angustiaba responderlas, sino que les di un significado trascendente, donde no buscaba limitar mis sueños. Regresé nuevamente e hice las mismas preguntas: ¿Quién soy? ¿Quién seré? ¿Qué haré?... No lo sé, aún no he descubierto todo lo que está destinado para mí, sin embargo, ahora veo todo de una manera más… ¿simple? Deseo muchas cosas y tengo grandes metas, pero también sé que lo que está más allá de lo que yo hoy soy capaz de ver lo iré descubriendo paso a paso.

¿Llegar a proyectivo C? ¿Graduarme? Jamás pensé que todo llegara tan rápido, pero como les mencionaba antes, también hace parte de este proceso perfecto, en el que todo llega a su tiempo y donde me alegra saber que disfruté cada momento.

Le agradezco a mis mejores amigos cada sonrisa, cada palabra reconfortante, y cada abrazo que siempre me fortaleció para seguir hacia adelante.

Mis profes… No puedo mencionar y agradecer a uno en especial, pues cada uno de ustedes se convirtió en una luz y guía en mi camino, dejando una huella en mi corazón, a la que siempre recurriré cuando necesite fuerza para seguir.

A mis papás, quienes son mi más grande fortaleza, les agradezco infinitamente por acompañarme en cada día, y por darme la oportunidad de crecer en este hermoso lugar.

Gracias a cada uno de ustedes, por convertir todos estos años, y en especial, este último, en un sueño que superó, por mucho, las expectativas de mi imaginación.

Los llevaré por siempre en mi corazón.