Juan José
Trujillo Charry
30 de noviembre de 2024
Sueños que tengo en corto plazo, como vivir y estudiar en medio de las calles andalusíes, madrileñas y valencianas, conocer personas que vienen de todas partes del mundo, entrar y experimentar esa vida universitaria. Estos sueños hacen que me invadan preguntas como ¿de verdad soy capaz de lograr ese sueño? ¿Seré capaz de aguantar todos los retos que conlleva aceptar esa meta? ¿O por el contrario me arrepentiré en el momento de estar en los lugares donde hoy quiero estar?
Y es que es un riesgo muy grande, debido a que muchas partes de mi vida hoy son muy Cómodas. Muchas personas no estarían dispuestas a tomarlo. No hay nada mejor que estar al lado de mi abuela materna viendo las noticias con mi gata subida en mis piernas mientras como el desayuno que me prepararon. O también despertar y saludar a mi mamá o a mi papá y su esposa antes de que se metan a otra reunión de trabajo y que me den un beso de buenos días en la frente. Incluso algo que no es tan cotidiano, pero tiene gran significado para mí, como la noticia de que mi abuela paterna llegó a la casa y me saluda con el amor que me tiene. Todos estos ejemplos son para mostrar la vida que tengo acá, la vida que amo, las personas de mi familia que veo cada día, las que me han apoyado, con las que siento que tengo un espacio seguro. Mis padres, que son la luz en mi corazón y mi apoyo para continuar con mi vida, mis abuelas, que han sido mis modelos a seguir, unas mujeres valientes y capaces de superar cualquier meta. Y mi gata, que me demuestra la ternura y por lo que quiero luchar en este mundo.
También puedo hablar de una vida hermosa que llevo en el colegio y en el contexto de amigos, compartir con personas que me llenan el alma cada día. Por más conflictos que haya tenido con cualquier persona, ya sea de mi curso o de otro, cada uno tiene un espacio en mi corazón. Ese amor me recuerda una ruleta de la fortuna o noria. Probablemente la persona que esté leyendo esto haya tenido un vínculo conmigo, así sea un saludo o un abrazo, o una simple interacción, y quiero decir que tú, lector, que estás leyendo esta historia resumida, has impactado en mí y en mi forma de ser de alguna u otra manera, y te quiero agradecer por ello.
Otras personas que también han moldeado mi vida y me han enseñado cómo enfrentarla son mis profes y personas con otros cargos en el colegio. Desde Andrés Marín, que me vio crecer como persona, pasando por profesores como Bibiana Rodríguez, Melissa Vera, Mariela Guerrero, Yesid Parra, Iván Escobar, Jorge Muñoz, Milton Silva, por mencionar algunos, hasta profesores que han estado conmigo en la culminación de mi proceso en el Merani, como mi coordinador y director de tesis, Nicolás Cediel, y la profe que me ha dado el lápiz que sigo guardando con tanto amor y cariño, Natalia Fonseca. Personas como Glorita, Luchito, mi moni Blanquita o Alex que me reciben con una sonrisa cada día. Sé que alguna persona se me ha de escapar, pero son tantos a quienes quiero agradecer que 600 palabras no son suficientes.
Mi vida aquí ha sido extraordinaria, pero quiero tomar el riesgo que supone irme. No sé si lo logre, pero cada persona que ha estado ahí me ha enseñado que debo ser capaz y ser fuerte ante cualquier instancia y problema que me encuentre en el camino.
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