Ícaro Memorias 2024 Proyectivo C

Santiago
Marquínez Coronado

Por: Santiago Marquínez Coronado
30 de noviembre de 2024
Foto: Sebastián Zamudio


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Una travesía perfectamente imperfecta

Mi travesía por el Merani fue, sin duda, un viaje caótico y lleno de altibajos. A veces logré escalar las montañas más altas, como lo hicimos como curso al llegar a la cima de Ciudad Perdida y al visualizar el bello paisaje desde la Montaña de los Siete Colores en Perú. En otras ocasiones, me tropezaba con mis propias emociones y pensamientos, y llegué a dudar mil veces si realmente podría llegar a este punto: el momento de graduarme.

Hubo días en los que pensé en desistir, en eludir mis responsabilidades y hacerles caso a esos pensamientos traicioneros que me susurraban que era momento de dejar atrás este capítulo. Pero aquí estoy, mirando atrás y reconociendo que, aunque muchas veces me sentí al borde del colapso, siempre había algo o, mejor dicho, alguien que me hacía reflexionar sobre cada momento que valió la pena. A veces eran las palabras sinceras de un amigo que quería que me quedara, otras veces, una sonrisa o un abrazo de un profesor, y en la mayoría de los casos, fueron las largas charlas con mis padres y mi hermanita lo que me hizo quedarme.

Me comparé con los demás y pensé que no pertenecía ni a este grupo ni a este colegio. Sin embargo, hoy puedo decir con orgullo que me graduaré con todos ustedes, mis compañeros de esta promoción, a quienes siento como una verdadera familia de treinta y ocho integrantes. Como cierre para este capítulo en mi travesía, quiero dedicar unas palabras a algunas personas que se ganaron un lugar especial en mi corazón:

Portada

  • Luisa y Mariela. Mis profesoras favoritas, gracias por su capacidad para escucharme y aconsejarme, y por ver el brillo que a veces ni siquiera yo veía en mí. Sé que sin ustedes seguramente no estaría escribiendo estas palabras.
  • Alicia y Daniel. Cada conversación con ustedes es como un abrazo al alma. Es difícil dimensionar la cantidad de tiempo y emociones que hemos compartido. Para mí, ustedes son como hermanos de otra familia y sé que quiero compartir con ustedes toda la vida.
  • A mi grupito de amigos (ustedes saben quiénes son). Aunque los conozco de hace no mucho, me han mostrado que con poco se pueden lograr cosas impensables. Gracias por ser quienes siempre están dispuestos a escuchar, abrazar y cambiar el día de los demás. Cada uno de ustedes ha dejado una huella en mi corazón y, aunque no puedo nombrarlos a todos (de verdad), nunca duden de cuánto los aprecio.
  • Mis padres. Mamá, papá, no tengo palabras suficientes para agradecerles. Ustedes han sido mi mayor pilar, no solo durante estos años en el colegio, sino en cada etapa de mi vida. Gracias por su apoyo incondicional y por enseñarme el valor del esfuerzo. Los amo más de lo que las palabras pueden expresar.
  • Lau. Tú, que te graduaste de este mismo colegio hace cuatro años, sabes todo lo que hemos tenido que pasar, lo cual me hace admirarte aún más. Siempre has sido un ejemplo para mí, me mostraste que es posible superar mis propias barreras mentales y me acompañaste en el proceso. Gracias por tus charlas, por estar a mi lado en los buenos y malos momentos. Eres mi compañera de vida, y me siento afortunado de tenerte como hermana.

En cada uno de ustedes logré distinguir un brillo que difícilmente se encuentra, un brillo que solo despierta en los ojos de las personas sinceras, empáticas y soñadoras. Nunca pierdan esa esencia que hacen que la vida sea una travesía.




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