Saúl Andrés
Vargas Polo
30 de noviembre de 2024
Este viaje ha terminado. No recuerdo la primera vez que puse un pie dentro de un colegio. Mi madre me explicó que me matriculó en mi primer colegio el día en que no supo qué más hacer para que yo me distrajera. Ese día fue bastante temprano en mi vida, tenía algo más de dos años, así que creo que tiene sentido que no me acuerde de la primera vez que entré a ese nuevo mundo llamado colegio.
Ahora, en mi cabeza, está la última vez que pisé un colegio como estudiante, tengo presente el momento, la fecha. No sé bien cómo me sentiré. Aunque ya tengo en mi cabeza el instante en que sucederá, aún me falta vivirlo, habitarlo, así que no puedo decir exactamente lo que voy a sentir en ese momento.
Estoy lleno de preguntas respecto a mi pasado, presente y futuro. Hay un sinfín de cosas de mi vida que aún no he comprendido. Pienso que a lo largo del tiempo se van repasando y encontrando nuevas ideas e interpretaciones de las experiencias que se viven y que a partir de ahí se construyen los aprendizajes.
En el silencio tengo una tormenta de sensaciones y pensamientos que estoy intentando calmar, para plasmar en estas palabras. ¿Qué significa ser estudiante? ¿Cómo se aprende realmente? ¿Cuál es la trascendencia en tu vida del colegio al que fuiste y de lo que viviste mientras estuviste ahí? Hasta ahora mi vida consciente ha estado mayoritariamente en este colegio. He amado, reído, llorado, dañado, construido, todo, en este colegio. He encontrado personas a las que quiero, y he querido, profundamente.
Ha sido un viaje agradable y largo, lleno de cambios, aventuras y cargas. Sin embargo, he intentado aprender a sobrellevarlas. Mi vida va a estar marcada por las enseñanzas de los salones de clase en que estuve. En mi memoria se escuchará el eco de las voces de mis maestros, a los que agradezco tanto por su paciencia y su pasión para compartir el conocimiento.
Ahora me enfrento a un nuevo reto, se abre un nuevo camino, construir mi futuro con una, al menos aparente, mayor libertad. Mi vida se verá completamente marcada por mis decisiones. Hoy decido dejarles estas palabras de amor, de tranquilidad y de sentimientos. Espero que en mi camino por este lugar haya dejado algo, al menos un susurro, una imagen o un suspiro en ustedes. Así como, en mis recuerdos, estarán muchos de quienes leen esto.
He aprendido a no callar mi voz, a esperar el momento oportuno, a escuchar, a leer, a cuidar, a buscar, a correr, a hablar, a perseverar, todo esto, aquí. Y estoy seguro de que seguiré aprendiendo, seguiré caminando, pero siempre recordaré por donde he pasado, por donde he sonreído, y donde me han sonreído. Me gusta pensar que mi principal gesto es ese, la sonrisa.
Y es momento de cerrar, cada palabra que escribo significa que estoy más cerca del final, se siente un vértigo extraño. No renuncien a sus posibilidades, espero que cuando, en un tiempo que desconozco, vuelva a estas palabras, me dé cuenta del calor que emanaba mi corazón al escribirlas.
Por último, quiero que se imaginen algo. Una pequeña luz. Definan con sus manos la forma que tiene. Después, lleven esa luz al lugar dónde crean que haya más oscuridad, cuando estén allí, háganla crecer, que ocupe todo el espacio. No olviden, nunca, que su corazón es la energía de esa luz y que su razón puede hacer con ella, lo que quieran.
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