María Fernanda Pérez Guevara
28 de noviembre de 2020

Considerando que mi vida se da en términos de música, pues, como escribió una egresada hace unos años en este espacio, es «la única expresión que me permite contemplar lo imposible y apreciar lo posible», puedo explicar mi recorrido como si fuera una canción. A comparación de todos los escritos que leí de graduados de años anteriores en busca de inspiración, mi recorrido fue más cercano a ese tipo de canciones inconclusas, que dejan un vacío pero también una emoción y adrenalina impresionantes. Mi canción es de esas difíciles de entender. De esas en las que tantos elementos novedosos y tantos experimentos sonoros no necesariamente quedan bien juntos, pero igual nadie puede negar que fue una excelente idea y un buen intento. Y aun así, esa dificultad casi cacofónica no hace la canción menos bella. Pude haber llevado todo esto por rumbos completamente diferentes de modo que estuviera más cerca de los demás agradecimientos, y eso lo sé, pero no significa que no hubiera hecho esta composición exactamente igual. Es la complejidad y el reto que la obra implica la que hace que uno se enamore de esa pieza inesperada.
Mi canción fue formada por muchas notas bajas, otras muy agudas; algunas tonalidades mayores o menores; periodos largos como el universo mismo y otros que fueron de milisegundos. Sonidos eléctricos que me llevaron a la ingeniería, y otros tan crudos y orgánicos, al mejor estilo acústico, que desembocaron en medicina. Unas notas rápidas y fugaces, como los encuentros con muchos de los que se gradúan conmigo, y otras tan largas que se convierten en amistades de la eternidad. También están esas bases que le dan estabilidad al sonido: mi familia que, como dijo Stitch, «es chiquita y rota, pero es buena». Así mismo, aparecen mezclas tan extrañas como funcionales que representan las relaciones que pude formar con padres de otro meranistas, pequeños y personal de apoyo (término que, tras mucha polémica en mi proceso de tesis, decidimos que abarca administrativos, equipo de transporte, equipo de restaurante, servicios generales, psicología, enfermería, sistemas y personal de seguridad). Y ese riesgo que es plasmar los sentimientos, que fue impulsado por los profesores que año tras año invitaban a buscar e intentar más.
Por eso soy una artista llena de influencias. Mi mamá, tías y otras bellas personas que fueron apareciendo en el camino y son leyendas, esos hombros de gigantes en los que me he podido parar para llegar hasta aquí. Y otros que siguen buscando y creando su estilo, esos que son el presente y futuro, y los que usan su capacidad de formar utopías para seguir creando como mis amigos. E incluso, de esas personas que hicieron parte de mi formación y ya cumplieron su ciclo en mi experiencia artística. Así como otros que han sido puntos indispensables en algún momento, quienes alcanzan un casi infinito etc. al intentar nombrarlas.
Ahora esta canción es el inicio de un gran disco y una larga carrera hacia quién sabe dónde, por lo que aprovecharé el último segundo para dejar un video lleno de música y amor como despedida final, además de un gran «GRACIAS TOTALES» al mejor estilo de Gustavo Cerati. Adiósssss ;3 .